Como siempre cuando voy a un evento, me gusta hacer una crónica de él. Y justo coincide que acabo de volver del salón del manga de barcelona, organizado en la fira montjuic entre el 29 y el 1 de noviembre. Yo asistí tres dias, de viernes a domingo, y la experiencia, como siempre, es agotadora pero satisfactoria.
Puede que, si habéis estado un poco atentos al tema del salón, sepáis que las entradas estaban casi agotadas antes de que este empezara. Las entradas para el sábado 31 fueron las primeras en agotarse, seguidos de los bonos y de las del domingo 1. Si no podías comprar la entrada por internet, no ibas.
La entrada normal costaba ocho euros más cincuenta céntimos de gastos de gestión, y luego llegaba un pdf al correo que se podía imprimir o descargar la apk de passwallet para tener la entrada en el móvil. El bono tenía un precio de 24 euros, es decir, te salía rentable si ibas tres días mínimo. Yo cogí bono.
Y aquí mi experiencia resumida de los tres días.
Viernes 30.
Tras despertarme a las 5 de la mañana y coger un vuelo desde Asturias a las siete, llegamos al apartamento donde nos quedábamos a las 11. Salimos de ahí rondando la una. Mis compañeras vestían de sims alienígenas. Yo no había encontrado el rombo y acabé resignada y yendo de persona (creedme, no me dolió tanto no ir cosplayada).
La entrada al recinto fue rápida, casi sin colas, lo cual estuvo bien (la mayoría de la gente estaba saliendo a comer). Nosotras entramos directas a la zona de stands y comenzamos a hacer rondas y ver el panorama.
El salón del manga se dividía en tres recintos. Uno de ellos era básicamente el de merchandising y fanzines, intercalado con algna exposición y la zona de pokémon. Aquel era el recinto más grande y por regla general, el más atestado. Dimos tres cuartos de ronda de reconocimiento antes de sentarnos a comer (yo bocadillo casero y ellas yakisoba, también traído de casa) en el pabellón de comida. Ahí descubrimos el sitio que sería nuestro puesto de “me aburro”: el stand de tictacs, que servía tictacs gratis de menta, fresa, cereza y naranja. Tras unas cuantas veces descubrimos que el de fresa era el más rico e intentábamos siempre coger de ese. Y al momento de escribir esta entrada tengo el bolso lleno de tictacs todavía, así que imaginad las veces que pasamos.
Después de comer nos acercamos a ver el concurso de cosplay, que ofrecía puestos en concursos internacionales de diversos lugares. Aquellos cosplays estaban muy lograds, aunque estuvimos un buen rato preguntándonos como era que casi nadie ya llevaba un cosplay de anime o manga y era de casi cualquier cosa. Pero sin duda había mucha dedicación y técnica, tanto en actuación como en la elaboración de los cosplays. Por desgracia era algo muy largo y acabamos cansándonos y volviendo a dar vueltas por el salón.
Encima del recinto de merchandising habían abierto una zona de talleres: había un taller de reiki y de shiatsu, uno de meditación, japonismo, comida macrobiótica y la ceremonia del té. Por desgracia para nosotras, los talleres de masajes estaban completos y nos quedamos sin relajación. Intentamos ir a una charla pero, al estar en catalán, seguimos mirando pabellones.
Había otro dedicado al cosplay y a stands de ciertos podcasts de radio y similares. Existía también alguna que otra tienda, como el stand de sextories que por desgracia no volví a pasar por ahí, porque me quedé con ganas de comprarme algún marcapáginas. A la próxima me llevo el librito también, lo prometo, que siempre se los robo a mis amigas.
Después de muchas vueltas coincidí con mis gemas de cristal favoritas, Brezo, Saül y Carol, que iban de Steven Universe. Era increíble ver el escudo de Saul, hecho con un espejo y que no pesaba casi nada. Me quedé con ganas de una foto ese día, pero cada uno acabó yendo por su lado y a nosotras nos quedaban cosas por mirar (sí, volver al stand de tictacs). Tras mucho tiempo en el salón intentando verlo todo, decidimos volver andando al apartamento. Estábamos a diez minutos del salón, aunque ya habíamos decidido que al día siguiente iríamos en metro. Ir en cosplay no perdona.
SABADO 31- Sayaka
Recordadme por favor que vestirnos de cosplay no es algo que se haga rápido. Nosotras nos habíamos decidido a ir temprano al salón, y yo me había despertado a la hora y estaba vestida cuando llegué al cuarto de María y Marina, que seguían en la cama. Me lo tomé con calma igual, desayunando y acabando de arreglarme mientras ellas se ponían en marcha.
Después llegó el terrible momento del maquillaje. Si nos preguntáis por qué aprendimos a maquillarnos, posiblemente la respuesta sea para el cosplay. María me dio algunos consejos como ponerme primero las lentillas de color antes de maquillarme y sí, es verdad. Mis lentillas son enormes (15mm de diámetro) y para alguien nada acostumbrada a las lentillas y además con unos ojos pequeños, era un suplicio ponérmelas. Cuando acabé me lloraban los ojos, así que me fui poniendo el gorro de peluca y empecé a ponerme corrector y base, antes de seguir con los ojos y el pintalabios. Para cuando salimos eran las 11 y nuestras esperanzas de no hacer cola se esfumaron nada más llegar.
Y aquí viene lo gracioso.
Nos colamos.
Sin querer.
Salimos del metro y no sabíamos donde empezaba y donde acababa la cola, así que mientras buscábamos y seguíamos una fila, encontramos un hueco y nos colocamos. Y como nosotras, varias personas detrás nuestro. Nos quedamos ahí y aunque me sonaba muy raro que la cola diera toda la vuelta al recinto, lo dejamos estar. Hasta que escuchamos a los de delante decir que llevaban 2h30minutos de cola y nosotras llevabamos apenas 30 minutos. Agradecimos al cielo esa extraña fortuna y nos quedamos ahí durante el resto de la cola, que por suerte ya no fue tanto.
Aquel día fue entretenido, porque cuando vas con un cosplay que te has currado, la gente suele agradecertelo con fotos. Sobre todo me hizo ilusión ver que la gema de alma que tenía que pegarme al estómago aguantase en el 90% de las fotos (en una se me cayó). Ah, la cinta de doble cara funciona bastante bien para estas cosas, niños.
Tras un largo día dando vueltas, intentamos ir a pedir comida a la hora en la que todo el mundo, en el día más lleno, estaba en el salón. Hicimos cola durante dios sabe cuanto y cuando llegamos al final, no había arroz con curry que era lo que quería comer Marina. Al final, sobre las cinco decidimos que el día había sido muy largo y volvimos a casa, total, el salón estaba a reventar, teníamos muchos objetos y yo, la mujer que llevaba el bolso de las 3, estaba cansada. Aunque por suerte yo iba de plano, jeje.
La noche la dedicamos a ir al cine a ver rocky horror picture show, peli de culto por excelencia, y ahora mi novio me odia por ello (el pobre, admitámoslo, es muy rara, pero es genial). Nos acostamos muy tarde y decidimos que el domingo iríamos tarde al salón.
DOMINGO 1.- Yuri (King of Fighter)
Desperté sobre las 11 y me quedé en la cama leyendo porque no me quedaba otra, hasta que Marina y María despertaron en el salón. Aproveché y preparé mis bocadillos de embutido para el salón y, como ya no comía más allí, me desayuné el resto de embutido. Porque me paso los informes de la OMS por el forro.
El cosplay de Yuri era muy sencillo de ponerme, y tampoco había que maquillar demasiado. Base, unas sombras color tierra, pintalabios Nude y ya estaba. Cuando terminé me puse el flequillo y la cinta roja en la frente, y ya estaba hecho. Es lo bueno de tener pelo castaño y lo bueno de las extensiones de flequillo (que adoro sobremanera).
Tras comer llegamos al salón sobre las 4, y la verdad es que desearía haber llegado un poco antes. Pese a conocerme ya de memoria las tiendas, el domingo no dejaba de ser el día en el que hacían un poco de descuento, y aún me quedaban cosas que comprar: regalos y algún fanart. Por otro lado, algunas cosas no pude comprarlas porque se agotaron (una bolsita de chapas sorpresa que tenía dibujado un eevee, soy predecible) y otras podría haber caído pero no tuve tiempo para la tentación. Además yo salía antes porque cenaba fuera con Martín, lo que me dejó menos tiempo que María y Marina en el salón. Ellas aprovecharon las ofertas de último momento de la cafetería para ponerse como cerdas y yo me quedé con algunos fanarts, muchos fanzines y ganas de más.
Por lo menos volví a casa contenta, con emoción y energías, y sabiendo que el salón del manga de Barcelona es uno de los salones donde mejor lo paso, pese a que me duela pagar todo lo que hay que pagar para ir allí. La visita es totalmente recomendable para los fans del manga y el anime y ya casi tengo que pensar los cosplays del año que viene.
Alguno reciclaré. Por mis narices que alguno reciclo. No me he cosido sayaka a mano para nada.
¿Vosotros habéis ido alguna vez al salón del manga? ¿Qué es lo que más os gusta de estos sitios?
Pronto entradas individuales hablando de cada cosplay, ¡porque si no hablo de ellos no soy feliz!
¡Un besín!
A mi no me llama demasiado la atención este tipo de sitios, básicamente porque no me gusta xD Pero parece que lo pasastes genial, ¡y eso es lo que importa!
ResponderEliminarJajajajajaja me ha hecho mucha gracia la parte en la que os coláis jajajaja
Un besii
PUTA ENVIDIA! eso es lo que despierta en mi esta entrada, PUTA ENVIDIA. Yo quiero irrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr! Se ve que ha sido un viaje muy alocado, pero claramente genial. Lo de yo me paso los informes de la OMS por el forro ha hecho que me caiga de la silla XDDDDD En fin, espero poder ir alguna vez en la vida, y no ser pobre cuando llegue esa fecha, necesito trabajar hasta septiembre y luego ya libre XD Un besin^^
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