Dejando el nido: guía de supervivencia del estudiante. Pisos frente a Residencias

Hoy vengo con una tip para estudiantes que tienen que abandonar el hogar. Seguramente haga muchas series de este estilo porque tras tres años ya fuera de casa algunas cosas he aprendido, y si alguien justo tiene que irse este año de casa, lo mejor es que sepa ya lo que va a encontrarse.
En primer lugar, a la hora de irte puedes alquilar un piso o vivir en una residencia de estudiantes. En los pisos vas a tener que hacerlo todo tu, o tus compañeros si es que vives con más gente, y en las residencias puede que te lo den todo hecho. Las residencias no son hoteles, y seguramente muchas cosas las tengas que hacer tú igualmente. Además, a más servicios, más caro.
Yo he vivido en ambas. Mi primer año de universidad me fui a vivir a Ovida, una residencia de estudiantes privada en las facultades del cristo en la que me limpiaban el cuarto, me lavaban las sábanas y las toallas y me daban de comer. Una habitación individual con internet costaba unos 820 euros en su momento, y una doble 620 (cada uno, no os creáis). Este es un precio de locos. En una residencia también al lado de las facultades, con comida, pero habitaciones obligatoriamente dobles, el precio era de unos 400 euros, eso sí, sin internet, sin sala común con televisores y una habitación más básica.
Aún así, ambos precios son más caros que vivir en un piso de estudiantes, si te lo organizas bien y no estás solo los precios rondan los 300 euros (3 personas con un gasto normal, ojo, en Asturias, entiendo que en otras comunidades pueda ser más caro, pero supongo que las residencias también suban su precio) o un poco más si son menos. Cuando estás solo lo normal es que el precio sea elevado, pero nunca los 820 euros que pagaba yo.
Las ventajas de la residencia son la compañía en primer lugar. Yo cuando me mudé no conocía a nadie y al menos no estaba sola. Me sentaba en la sala común junto al resto de la gente y como si fuera una casa muy grande, pasaba el tiempo. Allí conocí a Martín y a Alberto y sin duda alguna conocí a personas maravillosas que hicieron mi vida más amena.
¿Por qué me fui? Porque no solo había personas maravillosas sino personas gilipollas, porque la comida era mala y acababas comiendo fuera (y con un gasto de 800 euros, lo que me faltaba era gastar más) y porque todo era muy bonito hasta que se pusieron en plan dictadores y redujeron el wifi, nos quitaron los cojines o nos cerraron las puertas a no ser que fuéramos a la hora que les daba la gana, cosa que no era lo que habíamos pagado. Al final me acabé cansando de tanta tontería y fuimos a un piso.
¿Qué me ofrecía la residencia que no me ofrece un piso? Limpieza, más tiempo para estudiar y menos tiempo para cocinar, fregar o recoger. ¿Qué me ofrece un piso que no la residencia? Una nevera y total libertad. Con un coste, pero yo por ejemplo estaba dispuesta a asumirlo, y yo no doy marcha atrás. (Es que ni sabían freír un huevo bien, en serio, comía fatal, más bien malcomía).
Es muy común hacer lo que hice yo. Primero habituarte a la ciudad en la que vives y luego mudarte a un piso de estudiantes. Además, es menos arriesgado que irte a vivir directamente con gente que no conoces y no sabes si vas a poder convivir con ellos. Son riesgos que tendrás que evaluar tu por tu cuenta y riesgo.
¿Y tú? ¿Has ido a vivir fuera? ¿vivirías en un piso de estudiantes o una residencia? ¡Comparte tu experiencia en los comentarios! :)