XI Jornadas Minas Tirith #MinasTirith2016

Es muy distinto hablaros de una actividad cuando vas como visitante que como organizador, sobre todo porque no puedo separar mi yo organizadora de mi yo jugona, por mucho que lo intente. Ver las cosas desde el mostrador de organización sigue siendo algo que me llena aunque me deje en ello la garganta, pero está cargado de buenos momentos y gente amable que agradece nuestro esfuerzo.

Creo que ya os hablé de las jornadas Minas Tirith. Llevamos 11 años organizándolas, que se dice pronto, y son sin ánimo de lucro. Creedme, son muy sin ánimo de lucro. Tienen lugar durante el puente de diciembre en el palacio de Exposiciones de Santander y este año han coincidido del 3 al 6 de diciembre, pero en realidad duraron dos días más para nosotros: montaje y desmontaje.



Imaginaos cómo es la cosa que cojo un blabblacar desde Oviedo exclusivamente para dejarme la espalda montando por una actividad que no me aporta nada. Bueno, mentira, me aporta mucho, y espero poder demostrarlo hoy aquí.

Suplamos el agotador montaje en el que ubicamos sillas, cajas y juegos y ordenamos unas papeletas de inscripciones que estaban a veces ordenadas de casualidad y hablemos del primer día, de cuando a las 9:57 ya llegó gente a inscribirse a nuestro evento, pese a empezar a las 10. Encontrar gente tan dedicada no hace más que ilusionarme y ver que el trabajo de verdad merece la pena.

Las mañanas de los sábados suele ser bastante intensa. Ya no solo recibimos visitas de fuera sino que además hay asociaciones de jóvenes que vienen aquí a pasar el día y hacer que los de inscripciones suframos un poquito ante la marabunta de jóvenes que de golpe inundan la recepción. Aparte de eso, estuve aprendiendo los entresijos del nuevo Love Letter Premium, que me tiene un poco encantada por los detalles y los nuevos personajes, aunque no llegara a probarlo en el momento. La demostración tuvo lugar a la 1 de la tarde, cuando el ambiente en las jornadas ya estaba creado y se empezaba a luchar por encontrar una mesa vacía en el recinto.


Tras la pausa para comer yo volví a mi rincón en inscripciones y aunque yo me esperaba una asistencia reducida por culpa de cierto evento deportivo no estuvo mal. A las siete de la tarde ya éramos 500 los inscritos a las jornadas y yo invitaba a Marina a venir para tomarme mi descanso. Llegó sobre las 8 y empezamos a viciar al Sushi Go, juego que me encanta, y descubrí un extraño juego de cartas tipo uno llamado OMG, con dioses griegos y habilidades especiales. La verdad es que disfruté muchísimo de la actividad y mi rato de relax entre unas mesas cada vez más llenas, e incluso cuando volví a mi rincón en mostradores estuve entretenida hasta las 12 que cerrábamos el chiringuito tras las actividades de la noche es joven, donde alcanzamos hasta 600 inscritos a las jornadas. Se nota que muchos aprovechan la noche para jugar porque la sala estuvo llena y a las 12 tuvimos que ir pidiendo por favor a la gente que devolviera sus juegos y se fuera a su casa, que tras 14 horas de voluntaria yo no daba para más.

Cené un sandwich de queso mientras mi madre me preguntaba qué tal había sido el evento, esto sobre la una y algo de la madrugada, y estuve pensando hasta no desmaquillarme del cansancio, pero al final algo más relajada y con el estómago lleno volví a la habitación y no recuerdo mucho más de la noche hasta el despertador a las 8 el domingo.

Si os soy sincera casi me costó despertarme. Desayuné y volví a la cama, aprovechando además que mi primo pasaba tarde a buscarme. Estaba agotada, pero eso no me iba a impedir disfrutar del día. Tras inscribir a unos cuantos madrugadores y dar unas cuantas piruletas a los niños, fui al baño a rellenar mi botella de agua y me interceptó Bea para la demostración del Haru Ichiban, un juego muy sencillo, con una dinámica parecida al 4 en raya, para dos personas. La verdad es que me resultó un juego muy entretenido y seguramente acabe pidiéndolo por navidad. Si lo acabo pidiendo usando mis privilegios de socia de la asociación ya os haré reseña, porque de verdad que es un juego que me ha gustado bastante.
Después de eso llegó un periodo de tranquilidad en la comida, donde no se apuntó mucha gente y yo tenía mucha modorra. La cosa empezó a animarse de nuevo a la tarde, alrededor de las 4 cuando volvió a llegar gente y muchos jóvenes que venían un rato antes del partido del racing. Yo en realidad estaba a doble tarea, inscribiendo y ansiosa por saber si podía ver a Selene que estaba llegando en autobús. Cuando llegaron María y Marina, sin embargo, acabé cambiando las inscripciones por juegos donde conseguir bragas prendas de amor de la princesa en el Love Letters y de nuevo al OMG, hasta que fue imposible ganar a María y jugábamos con el único propóstio de hacerla perder.

Se hizo de noche rápido entre risas y juegos y al final cuando ya eran las 10 y estábamos recogiendo disfruté incluso de la compañía de Selene, tranquilamente durante una hora frente a la UIMP hablando como si hiciera mil años que no nos viéramos. Las jornadas son cansadas, pero se disfruta con momentos así entre amigos y con gente que ves solo en estas fechas.

El Lunes por la mañana no hubo nadie, los problemas de que fuera lectivo. Desayuné un nesquick con tostadas y me bajé con calma ahora que dormía al lado de las jornadas, aunque pude pasar por correos para recoger un par de cositas que no me habían podido dejar en el buzón de casa.

La mañana creo que ha sido una de las más tranquilas que recuerdo en estas jornadas. Estuve en incripciones toda la mañana jugando a la DS, para que os hagáis una idea de la densidad en sala (el pokemon bien, por cierto). Lo que sí hubo fueron muchas personas viniendo a inscribir a gente al torneo de Catan, y quedó completo antes del mediodía. Algunos afortunados con puente pudieron pasar a la sala y jugar un rato en una sala completamente vacía, pero por la tarde otro gallo cantó.

Se notaba igualmente que era día lectivo porque aunque había gente por la tarde se pudo jugar bien. Volvimos a viciar un poco al timeline, que aunque lo conocia yo soy una negada con los eventos históricos y estuvimos riendo un buen rato al respecto, y después probamos el sushi go party y como podéis ver ya está en mi wishlist navideña para ver si cuela y me lo regalan. La verdad es que me gusta mucho el nuevo juego, no es nada caro y hay una gran variedad de cartas y combinaciones de juego que pueden desencadenar partidas muy interesantes. No llegamos a probar todos los menús porque se nos acabó el tiempo, y cuando terminé estaba tan cansada que tampoco pensaba en si llevarlo a casa y jugar un poco más. Simplemente cené y me metí en la cama a intentar dormir, aunque al mismo tiempo deseando que el tiempo no pasase. Puede resultar agotador, pero lo pasamos muy bien en estas jornadas, hay gente muy amable tanto dentro como fuera de la asociación y aunque nos veamos pocos disfruto a lo grande con el evento.

El martes me desperté y no quería salir de la cama. Retrasé el despertador unos minutos que me supieron a gloria y desayuné con café, algo habitual durante estos días pero no en general para mi. Bajé tranquila al palacio de exposiciones y tuve que subir cuando llegó más gente porque, lista de mi, había dejado la camiseta de organización. Pero por suerte a primera hora de la mañana tampoco había gente como para que se notara mi ausencia y cuando volví, lo hice acompañada de bombones para compensar que me sustituyeran en mostradores.

La mañana transcurrió tranquila, y lo más llamativo fue el descanso de muchos naranjitos para jugar al piko piko y pasar un buen rato. Ganó Bea, obviously, pero al menos no perdí tan desastrosamente como otras veces y al terminar fuimos a comer. Hago un inciso para decir que me pidieron salir aunque ni conocían mi nombre y me quedé tan asombrada como halagada, pero al final acabó siendo motivo de risas, sobre todo cuando mi primo se quedó varios minutos asimilando la información. Continuamos las jornadas a la tarde y se notaba que comenzaba el momento fuerte cuando la sala se iba llenando, las inscripciones también y venían los amigos de mis abuelos pidiéndome enseñarles a jugar al Sushi go party. Después de haberme quedado con las ganas de comprarlo (se agotó media hora antes de que yo me decidiera a comprarlo) me apetecía aunque solo fuera verlo jugar y pasé un buen rato explicando a la familia cómo jugar y contar puntos, aunque al volver al mostrador comenzara la hecatombe. Tocaba recoger los papelitos del sorteo, nos faltaba gente en mostrador por todas partes y además hasta llegó a caer el wifi. Todo esto aderezado por estar repartiéndose un ditto shiny full IVs en la gts y que estuviéramos en mostrador a punto de morir del hype.

Logramos coordinarlo todo casi sin incidentes, aunque saludara a mi padre con prisas y a mis amigos igual. Cortamos papeles para el sorteo de la cesta de Navidad, recogimos e inscribimos gente hasta el último minuto, y cuando ya estaba todo el pescado vendido todavía nos quedaba la ceremonia de clausura. Se me hacía triste ver que ya terminaba todo, pese al agotamiento. Ver a toda la gente delante, todos los que han disfrutado de nuestro esfuerzo y se quedan hasta el final, es reconfortante. La ceremonia fue bastante emotiva pese a ciertos momentos durante el sorteo que pudieron ensombrecerla, porque al final me quedo con la gente que se nos acerca a agradecernos el evento, que nos saludan y se despiden hasta el año que viene, o hasta que el próximo evento nos una.


Cuando terminaban las jornadas añadí en el twitter de la asociación que lo mejor de las jornadas son los recuerdos que se forman en ellas. Sin duda alguna este año ha estado cargado de recuerdos. Ha habido momentos de estrés, pero sobre todo ha habido risas, juegos y muy buen rollo. Espero que el año que viene el evento siga creciendo, que tengo todo un año para recuperar las horas perdidas de sueño.

¿Vosotros sois de asistir a eventos así? ¿Qué recuerdos tenéis de ellos?

1 comentario :

  1. Me imagino pudiendo ir algún año y viciandome mucho (esas clases 101 todas pro), pero mientras empezaremos por la Comet :D

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